
El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
La Gatera
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

Cesión nuestra habitual columna dedicada a la crónica de la ciudad de Alicante ya sobrepasa, con creces, las mil quinientas, lo que supondría un volumen de cerca de dos mil páginas, la historia nos ofrece siempre un nuevo aspecto, un episodio de mayor o menor calado, un personaje, talvez, escasamente conocido o nada reconocido.
La historia resulta inagotable, cuando se ausculta, día a día, y se le pone cariño y se le echan horas a la investigación y el mejor empeño, para que poco, se nos quede en la memoria.
Con esa intención de rigor, paciencia y metodología, que viene presidiendo nuestro cotidiano trabajo, volvemos a la figura de un coterráneo, a pesar de que nuestro admirado cronista, Montero Pérez, le atribuyó razonablemente cierta ingratitud, para con su lugar de origen.
Nos referimos a José Carratalá Martínez, que aquí nació, en diciembre de 1781.
Aquel joven, pronto abandonaría su inicial vocación sacerdotal, para entregarse a los estudios de Derecho, en Valencia, en cuya universidad obtendría la licenciatura, a los veintisiete años de edad, es decir, en 1808. Con su título, se instaló en Madrid, para ejercer su profesión, pero las circunstancias, pronto le obligarían a regresar a Alicante, su ciudad natal, donde se integró en la Junta de Salvación, cuando, el dos de mayo, España se levantó contra los franceses.
José Carratalá tenía evidentes condiciones de mando, de forma que, desplazado a Almansa, con su enfervorizada conducta, movilizó a numerosos jóvenes alicantinos, procedentes de familias acomodadas. Su palabra fluida y su entrega a la defensa del suelo invadido, le llevó a organizar un regimiento de infantería, por lo que sus superiores le ofrecieron el grado de comandante que rechazó, para aceptar tan sólo el de alférez. Durante la guerra de independencia, fue herido en varias ocasiones y recibió las condecoraciones militares de San Fernando y San Hermenegildo. Había comenzado su carrera militar.
Carrera que lo llevaría al frente del Ministerio de la Guerra, según real decreto del día dieciséis de enero de 1838, firmado por la reina regente doña María Cristina de Borbón, tras la renuncia al cargo del general Espartero, como consta en la «Gaceta de Madrid».
Antes, don José Carratalá, con el grado de mariscal de campo, firmaría las capitulaciones en Ayacucho, en donde se libró la batalla que dio a los peruanos su independencia.

La Fiesta, mirando atrás
Raúl Álvarez Antón
RECORDAR
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30/01/1999
La Fiesta, mirando atrás

Comentamos que estamos celebrando el 70* aniversario de la creación de la fiesta de les Fogueres de Sant Joan, aunque a decir verdad, yo nada se oficialmente ya que ni la Comisión Gestora ni otro Organismo inherente a la misma se ha preocupado de editar a principio de año el obligado Folleto en el que se detallara la programación completa y extraordinaria de los actos que con motivo de este evento se iban a celebrar. Más como mi cometido no es criticar, dejo para otros —porque críticos haylos- este menester.
Yo, continuando con mi labor de «recordar», me place traer hoy a la memoria de todos los alicantinos y foguerers -porque muchos de éstos andan todavía flojos en datos históricos- aquella mañana del 9 de abril del año 1933 en que se radiaba por vez primera la elección de la Bellea del Foc.
Fue un domingo desde el Teatro Monumental en donde la Orquesta de Cámara y la alicantinísima banda de instrumentos de pulso y púa La Wagneriana interpretaron sendos conciertos a presencia de los entonces importantísimos foguerers majors que tanto bien hicieron a la fiesta y que, procedentes de diferentes puntos de España y especialmente desde Madrid, llegaron al Teatro Monumental para presenciar y elegir la bellea del Foc 1933 y a través de este micrófono que instaló Radio Alicante y, a lo que en principio se opuso el Presidente de la Gestora, se radió el acto fuera del recinto. Labor que realizó por vez primera mí siempre recordado compañero y gran actor que fue Pepe Moreno Aznar.
Ya la Bellea del Foc elegida, acudió al estudio de la emisora E.A.J.-31 Radio Alicante que estaba en la calle Pablo Iglesias n*. 33 y desde allí saludó a todo alicante. A partir de este año era costumbre que el gran Pepe Moreno transmitiera con su especial estilo todas las incidencias del acto de la elección de la Bellea del Foc.
Y como quiera que solían celebrarse los domingos por la mañana pues los vecinos nos preocupábamos de invadir la casa de aquel que afortunadamente poseía un aparato de radio para escuchar de pe a pa cuanto ocurría en el Teatro Monumental agotando la paciencia de nuestros queridos vecinos pero que soportaban a la vez con gran cariño hacia la fiesta y así siguió Pepe Moreno contándonos la salsa de estos eventos festeros hasta que en el año 1942 recogí personalmente el testigo profesional y ya fui yo hasta el año 93 quien vivió y radió las intimidades de este emotivo y apasionado -años antes sí lo era- momento de la elección de la Bellea del Foc de nuestras incomparables fiestas de les Fogueres de Sant Joan.

Aquella Cesta
Raúl Álvarez Antón
RECORDAR
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05/09/1999
Aquella Cesta

Aunque no es mi cometido mantener correspondencia con mis lectores a través de este «Recordar» permítanme que atienda la petición que me han hecho tres de mis distinguidas lectoras que al decir de ellas, me dicen que son guapísimas y así debe ser a juzgar por el encantador tono de sus voces cuando por teléfono conmigo conversaron y es que mis amigas Suni, Mélida y Cati me piden que, si podía ser, les hablara un poco de los precios de la cesta de la compra de los años treinta ya que en su casa habían oído hablar frecuentemente a sus madres y abuelas, pero sin datos muy concretos. Y a ello voy, con el permiso de todos ustedes en la seguridad de que también podrá interesar conocer estos datos que afectan o afectaron, mejor dicho, a la cesta de la compra de nuestros padres y abuelos.
Dada la limitación de espacio me ceñiré al citar precios a los más destacados o interesantes. Y empiezo por el ramo de las carnes. Según mis datos en el año 1932 el solomillo de ternera costaba 7,60 pesetas el kilo, y el solomillo de vaca 6,60 el kilo; la molla de primera de ternera, 6,40 el kilo y la de vaca 5,60. En cuanto a los pescados, la merluza su precio era 5 pesetas el kilo como máximo, salmonetes a 3,50; gambas a 4,50; boga a 3 pesetas, y cigalas a 3 pesetas el kilo como máximo. Si me refiero a las verduras citemos que las berenjenas valían a 0,15 pesetas el kilo, las patatas blancas 0,45, cebollas 0,15, tomates al mismo precio; la uva blanca se vendía a 2 reales o a 1,10 pesetas el kilo, los melones costaban de 0,30 a 0,57 a kilo y los plátanos a 1,70 la docena.
Como leen ustedes eran precios al parecer baratos no logrados en ningún súper ni híper -que no existían— si no en los tradicionales puestos de los vendedores del Mercado Central cuyos comerciantes se desvivían por atender, como ahora lo hacen, a su clientela y de ellos queda el recuerdo de muchos vendedores que se hicieron populares por su simpatía y calidad de sus géneros como por ejemplo Eliseo «el dels bajoquetes», Garnero por sus jamones y embutidos y ¡cómo no! aquel famosísimo vendedor de pescado «Flores» que se distinguió por escandaloso pregón que hacía de su mercancía que se-escuchaba a lo largo y ancho del Mercado y que más tarde fuera popularísimo músico al frente de su banda cómica «Los Claveles». Creo habré complacido a mis guapísimas lectoras y espero habrán tomado nota de ello quienes conocen por la lectura de este «Recordar» acuarelas
simpáticas y queridas del entrañable Alicante de ayer que se nos va
hoy irremisiblemente.

El personaje del barquillero
Raúl Álvarez Antón
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23/05/1999
El personaje del barquillero

El barquillero fue sin duda uno de los personajes de entre los variados «vendedores-ambulantes» habidos en nuestra ciudad que más simpatía gozara entre los chicos de mi edad.
Aparecía por las cuatro esquinas vociferando... «el barquilleroooo», y en cuanto llegaba a donde él percibía que había clientela, descargaba su enorme barquillera metálica que portaba al hombro calle por calle y plaza por plaza, la depositaba en el suelo e inmediatamente todos los niños formábamos un corro en torno a ella.
Como en su tapa superior había una especie de aspas que giraban a modo de ruleta tras pagar la cuota establecida por el vendedor dábamos empuje a la ruleta y esperábamos el número que nos tocaba, que bien podía ser uno, dos o tres, según la suerte que a cada uno le amparaba.
Mala cara ponía el barquillero si nos tocaban tres barquillos, pero el juego era el juego y había de darnos lo ganado: aquellos barquillos hechos con obleas de harina que crujían dulcemente en cuanto les hincábamos el diente.
Mientras comíamos barquillos seguíamos jugando a la ruleta si nuestra economía particular e infantil de entonces nos lo permitía y en cuanto cesaba de moverse la ruleta, el barquillero como buen comerciante que era, daba por finiquitada su estancia allí.
Cargaba de nuevo el enorme cesto metálico al hombro y voceando de nuevo «el barquileroo» emprendía el camino a la busca de otra área comercial infantil sin estrenar y así un día y otro, casi a la misma hora, recibíamos y despedíamos al barquillero con ilusión infantil, y que nos servía, en algunas ocasiones, para una divertida merienda.

El apagón del Raval Roig
Raúl Álvarez Antón
RECORDAR
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10/10/1999
El apagón del Raval Roig

No existe referencia alguna escrita sobre esto que voy a referir pues se trata de dar a conocer algunos de los sucesos o anécdotas que a lo largo de mi carrera profesional he podido saborear en mis entrevistas radiofónicas.
Como quiera que el Raval Roig ha vivido sus fiestas hace escasamente unos días, voy a relatar en este «Recordar» una anécdota que aconteció allá por los años treinta con motivo de tales fiestas y que mecontó el que fuera excelente actor cómico alicantino Antulio Sanjuán, en ocasión de una entrevista que le hice en Radio Alicante.
Me contaba que con motivo de las fiestas el Ayuntamiento se había preocupado de reforzar el alumbrado del barrio para la noche del comienzo de las fiestas proceder al encendido oficial del mismo.
Y así fue, llegó la noche de iniciación de las fiestas y reunidos en la plaza de Topete la Comisión de Fiestas, autoridades e invitados y tras unas palabras de salutación al barrio por parte del presidente de la comisión, dijo éste, «y ahora comiencen las fiestas del Raval Roig.
¡Hágase el encendido del alumbrado especial que nos ha brindado el Ayuntamiento». Pero... el encendido no tuvo lugar.
Y me contaba Antulio Sanjuán que él como capataz que era de la brigada municipal de alumbrado repaso inmediatamente tablero de llaves de paso y encendidos por si había algún defecto. Mas no, el apagón seguía, intrigado por ello y como capataz de las brigadas municipales de alumbrado -seguía contándome Antulio- «procedí a revisar el tendido próximo a mi tablero de mandos y cuál no sería mi sorpresa cuando pude comprobar que no había ni un foco ni una bombilla entera pues, luego se supo una cuadrilla de jóvenes del barrio tuvieron la poca luminosa idea de romper a pedrada limpia todas las bombillas del barrio.
Lógicamente hubo sus primeros comentarios de sorpresas y reprimendas que a poco difuminaba la orquesta Alegría que con sus marchas al son de sus guitarras y bandurrias pusieron alegría en donde había surgido el malhumor».
Al día siguiente de nuevo las brigadas municipales del alumbrado público procedieron a reponer todas las bombillas y focos rotos, que al decir de mi buen amigo Antulio Sanjuán tal hazaña en número de bombillas rotas debió figurar en el famoso libro de récords Guiness.
Pero que yo sepa no ha figurado. Quede pues constancia de esta simpática, aunque repito poca luminosa idea que pasó por la mente de los chavales de entonces de este siempre tan querido nuestro barrio del mirador del Mediterráneo, el querido Raval Roig. Y como me lo contaron, lo cuento.

Cautiva la prensa roja
Enrique Cerdán Tato
La Gatera
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23/11/1996
Cautiva la prensa roja

Con el ejército republicano desarmado, en las cárceles y en el exilio treinta y uno de julio de 1942, el fiscal instructor delegado de la Causa General en nuestra provincia dispuso la intervención de la «prensa roja», publicada en Alicante desde febrero de 1936 hasta el final de la guerra civil, que se custodiaba en el Archivo Municipal; prohibió la exhibición de cualquiera de sus ejemplares, a menos de que se presentara «orden en contario extendida por escrito y firmada por el alcalde»; y acordó que todos los periódicos quedaban incorporados a la Causa General. El fiscal instructor delegado exigió que se levantara un inventario.
El inventario comprendía los siguientes títulos, según el oficial encargado del archivo:
«El Luchador» (republicano y fundado por Juan Botella Pérez, en enero de 1913) desde el uno de febrero de 1936, hasta el seis de junio de 1938, excepto algunos números de marzo y abril de este último año que no se conservaban.
«El Día» (fundado en 1915 y desde julio de 1936, «diario republicano), desde el uno de febrero de 1936, hasta el dos de julio de 1938, último número archivado (otras fuentes señalan que el número final pudo ser el correspondiente al diez de aquellos mismos mes y año).
«Avance» (diario socialista de la tarde) apareció el dos de agosto de 1937 y término de publicarse el veintinueve de marzo de 1939. Faltan bastantes números.
«Diario de Alicante» (republicano, apareció en 1907), desde febrero de 1936, hasta el veintiocho de noviembre de 1936. También se observa la falta de algunos ejemplares.
«Bandera Roja» (portavoz de UGT, PSOE, PCE y JSU, desde mediados de abril de 1937, diario de la CGT) comenzó a publicarse el ocho de diciembre de 1936 y su último número corresponde al nueve de enero de 1938, no aparecen en la hemeroteca el diecisiete de abril y el diecinueve de agosto de 1937.
«Liberación» (órgano de la CNT, de la FAL y de las Juventudes Libertarias de nuestra provincia), apareció el primero de mayo de 1937 y el último, el veintiocho de marzo de 1939. Igualmente, la colección está incompleta.
«Nuestra Bandera» (órgano del PCE (SEIC) su primer número corresponde al ocho de julio de 1937 y el último, el seis de marzo de 1939. Faltan muchos de sus números.

La Unión Musical
Raúl Álvarez Antón
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21/11/1999

La Unión Musical
Aquella noche, un domingo febrero del año 1931 la plaza de San Antonio estaba animadísima de público que había acudido a la inauguración de los nuevos locales de la prestigiosa Banda Unión Musical que con tanto celo y cariño dirigió el prestigioso maestro don Luis Alberola. La Unión Musical que anteriormente había ocupado otros locales de ensayo y sociales como en la calle de San Carlos y Alférez Díaz Sanchis, inauguraba esa noche sus nuevos locales en los bajos del edificio en construcción en la plaza de San Antonio n* 7 en donde permaneció durante varios años con sus secciones de escuela de solfeo y sala de conciertos.
Por la tarde, la Banda ofreció un concierto para los socios, personalidades e invitados y por la noche con el salón magníficamente engalanado ofreció un baile de honor a propios y extraños.
Las obras para acondicionar los bajos de este edificio para uso de la banda comenzaron el 15 de diciembre de 1930 y como digo se inauguró el local provisionalmente el día 1 de febrero del año 1931.
En el piso superior se contaba con 2 grandes salones, uno para recreo de sus socios y otro para academia. En los inicios de la Banda Unión Musical que contaba entonces con 20 socios y el día de su inauguración contaban ya con 200 pagando cuotas de 1, y 2 pesetas mensuales. Habían también algunos socios especiales que pagaban 5 pesetas que se constituyeron en accionistas de la entidad.
Las obras al parecer según mis datos costaron 25.000 pesetas siendo el propulsor de este evento musical don Manuel Serrano que fue cabo de la Policía Municipal montada y presidente don Emilio Galtero que vivía a pocos metros de donde vivía yo con mi abuelo.
La Banda Unión Musical gozó de gran prestigio y fueron muchos los que acudieron a esta academia inaugurada los que asistieron a aprender solfeo, entre ellos el maestro Emilio Álvarez Antón y la Banda en la que a veces formaban educandos de la Beneficencia en donde era profesor don Luis Alberola tomó parte en cuantas acciones musicales tenían lugar en la
ciudad y gozó siempre de general aplauso.

Aigua ciba en bamba
Raúl Álvarez Antón
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25/07/1999
Aigua ciba en bamba

Era ya por estas fechas veraniegas cuando irrumpía en las calles alicantinas con su carretilla de mano un popularísimo personajillo, que si bien durante el invierno cobraba fama por sus «fabetes bollíes», al llegar el verano reafirmaba su popularidad con su «aigua ciba en bamba».
Se trataba del popularísimo y jocoso personajillo Barrachina que a los niños y mayores nos encantaba degustar su mercancía. En verano asomaba por las esquinas con su minipregón: «Aigua diba... en bamba». Paraba su carretilla Barrachina en las cuatro esquinas de mi calle e inmediatamente formábamos corro en torno a la carretilla.
Y Barrachina con un pequeño puntero de madera en la mano, señalaba una pequeña pizarra que figuraba en la parte delantera de la carretilla y nos decía:
«Una taula y una ¡...», y respondíamos todos a coro: «Taula.!», y a seguido nos decía: «una barra y una china» y contestábamos todos a coro: «Barrachina».
Aplaudía el propio Barrachina nuestra sapiencia y a seguido le comprábamos la rica aigua ciba y la obligada bamba con lo que merendábamos espléndidamente. Algunas tardes en lugar de proveernos de la riquísima «aigua ciba» nos ofrecía agua limón que también saboreábamos con deleite.
Fue sin duda Barrachina con su «aigua ciba en bamba» una acuarela gastronómica infantil y aún mayor de gratísimo recuerdo de aquel Alicante tan familiar y cariñoso que se nos fue.

Alcalá Zamora
Raúl Álvarez Antón
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12/09/1999
Aquellas fiestas en honor de Alcalá Zamora

Recién proclamada la República en el año 1931, Alicante se preparó a recibir debidamente al presidente don Niceto Alcalá Zamora, que anunció que su primera visita a una provincia española sería a Alicante, Así lo hizo y el alcalde, entonces Lorenzo Carbonell, organizó unas "fiestas de invierno" en su honor y que no vamos a relatar aquí porque disponemos de poco espacio para ello.
Pero sí citaré como anecdotario curioso los beneficios que se obtuvieron en la función de gala y en la corrida de toros que se organizaron en honor del ilustre visitante.
Comenzaré por la función de gala que se celebró en el Teatro Principal. Según mis datos los ingresos fueron de 11,459 pesetas y los gastos 4.182 pesetas, dejando un beneficio de 7.266'74 pesetas.
Entre los gastos figura el hospedaje del director de la Banda Republicana que costó 25'45 pesetas y los impuestos a Hacienda 808'25 pesetas. Además, el servicio de cena para la representación de la obra «Arroz a banda» costó 11'90 Pesetas.
Si esto dio la función de gala del Principal, repasando los datos sobre algunos ingresos y gastos de la corrida de toros que se organizara en honor del visitante digamos que el lote de toros costó 12,495 pesetas, los gastos ocasionados por los periodistas de Madrid 4.058'25 pesetas, y como ingresos citaremos que en taquilla se recaudaron 20.000 pesetas y la Sociedad de Aguas de Alicante dio un donativo de 300 pesetas, como así la Cámara de Comercio que también contribuyó con 2.000 pesetas y los pueblos de la provincia con 12.585.
Vamos, lo que se dice una ruina para el equipo empresarial, pero las fiestas se celebraron con todo esplendor y el presidente Alcalá Zamora a buen seguro se llevó una grata impresión del pueblo alicantino, tras deleitarse con las cabalgatas, pruebas de aviación, concursos de tiro de pichón y otros actos lúdicos que con todo entusiasmo organizara aquel simpático y Popularísimo alcalde republicano, al que conocíamos afectivamente por Lorenget, de grato recuerdo para los alicantinos.

Un toro desbandado
Enrique Cerdán Tato
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17/10/1999
Un toro desbandado

Aquel día vi gente correr. Más no vi llover (como diría ahora la canción), vi gente correr y yo también corrí porque la cosa no era para menos.
Quienes transitábamos por el entorno de la Fábrica de Tabacos y la calle Sevilla corríamos al conjuro de unas voces que gritaban: «Que viene el toro», y claro, uno, aunque joven entonces, pero sin valor suficiente para ser torero y sin capa ni muleta, no tenía más opción que unirme a ese correr de la gente.
Pero pronto paré, reflexioné y «pensat y fet»: me fui corriendo a guarecerme en la iglesia de la Misericordia y a poco estaba junto al altar mayor elevando mis plegarias para que todo acabara en bien para mí y para todos aquellos del correr por las calles.
Y me enteré de que la cosa fue porque a un carrero que conducía tres novillos desde la estación de Murcia hasta el matadero municipal —que estaba entonces al final de la playa del Postiguet- se le soltó un novillo del dogal que lo sujetaba al varal justo a la altura de lo
que hoy es Plaza del Mar. El toro emprendió su veloz carrera de huida por el paseo de Gómiz; llegó hasta la playa; y se adentró en el agua dando el consiguiente susto a los bañistas.
Luego enfiló la carretera de Silla y se adentró a lo loco por terrenos de las Carolinas, llegando a las espaldas del Hospital Provincial. Luego prosiguió su camino repasando las calles del entorno de la Fábrica de Tabacos; enfiló Benito Pérez Galdós y recaló en las ruinas de las Escuelas Salesianas para, tras recibir un tiro de un guardia urbano que a bordo de un coche le iba persiguiendo largo rato, no se amilanó por ello el novillo.
Volvió a emprender la huida por la avenida de Salamanca y al llegar al cruce con la carretera de Ocaña dos guardias de seguridad la emprendieron a tiros con él hasta que lo mataron apreciándosele según cuentan las crónicas hasta 23 disparos.
Lógico es pensar el pánico que despertó el tal novillo a su paso por las calles y sólo se registró la muerte de Cristóbal Tortilloll, de 80 años de edad, quien vivía en la calle La Gloria número 4 y que sufrió la fractura del cuello del fémur izquierdo. La víctima se dedicaba a la venta de rifas callejeras y recibió otras lesiones más como consecuencia de la voltereta que le propinó el morlaco.
Por ello, como digo, murió varios días después.
También se registraron las lesiones en los brazos de varias personas y de un niño de 13 años como consecuencia de caídas y volteretas propinadas por el toro desbandado. A poco todo se normalizó y la gente comentaba con cachondeo sus pinitos como toreros al galope, en aquel verano del año treinta y cuatro.

San Blas estrena cine
Enrique Cerdán Tato
La Gatera
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31/10/1998
San Blas estrena cine

Parece que fue ayer pues el tiempo dicen que pasa volando pero ya han pasado —el día 2 se cumplen— 66 años de aquella feliz tarde en que San Blas estrenaba cine. Las calles próximas a la de Santa Leonor se encontraban abarrotadas de gente, de mucha gente que gritaban, unos, «viva don Ramón» y «viva “el Pelut”», otros, según fueran más o menos amigos de un prestigioso y popular hombre de negocios llamado don Ramón Gómez que había tenido la feliz idea de construir un cine en la calle Santa Leonor y que estrenaba esa tarde (2 de septiembre de 1933) y al que le puso el nombre de cine Altamira.
Don Ramón Gómez «el Pelut» como le llamábamos los, más íntimamente vinculados a él era un hombre inquieto como empresario y muy amante de su barriada San Blas.
Se le metió entre ceja y ceja construir un cine para sus vecinos y llegó el momento. Según los datos que ofreció la prensa en esta ocasión se trataba de un cine con una superficie de 319 metros cuadrados con un aforo de 100 espectadores en la planta baja del patio de butacas; un piso de cabina para 200 generales y una delantera de butacas.
Los techos tienen una elevación de 8 metros. Un espacioso cine por lo que vemos a tenor de aquellos tiempos y la primera película elegida para el estreno del cine fue la titulada «Fermín Galán» que resumía la epopeya republicana de los Mártires de Jaca.
Con esta película ya se había proyectado días antes en otro cine de la ciudad se anunció como reestreno y la proyección se celebró con grandes vítores a don Ramón y a «el Pelut» mientras en las calles las guitarras y bandurrias efectuaban sus alegres pasacalles y San Blas entero se regocijaba del acontecimiento que dotaba a su barriada de un cine de categoría.
Y de esto hace como digo, el próximo día 2, 66 años. Felicidades en esta efemérides, amigos.
Salón Antinea (más tarde Cine Novedades) La fachada fue de Juan Vidal. 1933 Fue un cine de la República, de aforo inferior a los del centro, sobre los 500 asientos. La fachada presentaba influencia del estilo geométrico "Art Déco". Pavés hexagonal, perfiles de gran sección y persianas americanas fueron algunas de sus aportaciones Imagen extraída de "Alicante. 100 años de cine. Canelobre. 35-36. 1997" Revista del Instituto Juan Gil-Albert Jaime Crespo Giner puntualiza: "Aunque en el proyecto su nombre era Antinea, lo cierto es que se llamó Cine Altamira, y su primer propietario fue Ramón Gómez Pérez"

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
La Gatera
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
La Gatera
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
La Gatera
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes»..

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
La Gatera
INFORMACION ©
31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
La Gatera
INFORMACION ©
31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

El mariscal en el olvido
Enrique Cerdán Tato
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31/10/1998
El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

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El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».

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El mariscal en el olvido

En 1891 el Ayuntamiento acordaba pedir informes a los de Burgos y Huesca, «que han ofrecido al Gobierno terreno gratuito para el cuartel y agua para el servicio del mismo», recibiendo a cambios los viejos cuarteles y el Hospital Militar dependientes del Ramo de Guerra. Veinte días después, el gobernador militar informaba del mal estado de los conventos-cuarteles, y pedía «la construcción del nuevo cuartel si ha de continuar guarnecida la población».
Alicante costearía las obras, ante la falta de dinero en el presupuesto de Guerra. El Cabildo no se ponía de acuerdo: Sevila quería reparar el cuartel del Carmen, y Viravens pedía que dados «los antecedentes del asunto, para que el Ayuntamiento pueda comprometerse a hacer el nuevo cuartel, es preciso que antes se haga la cesión previa... por una Ley hecha en Cortes».